Luego de una primera fase lejos de lo esperado y con la goleada 3 a 0 ante el Costa Rica B de La Volpe, la Selección nacional avanzó a cuartos final de la Copa América que se disputa en nuestro país. La gente no se bancó la escasez de resultados e insultó a los jugadores ante Colombia, pero tras la clasificación todo parece haber vuelto normalidad. Batista, por lo que se ve, encontró el esquema indicado.
Borrón y cuenta nueva es lo que debe hacer de aquí en más el equipo argentino. Lejos tienen que quedar las pobres actuaciones ante Bolivia y Colombia, ambos empates, y la resurrección frente a Costa Rica, con goleada y grandes rendimientos tanto individuales como colectivos, tiene que ser el modelo a seguir. Si bien no hay margen de error en los partidos que se vienen, por que una derrota puede significar despedirse del torneo con las manos vacías, tampoco hay que desesperarse por hacer cosas imposibles. Hay jugadores, hay hinchada, ¿debe haber resultados?
Con la Copa América jugándose en casa, es utópico pensar en no ver, por lo menos, a Argentina en la final del 24 de julio en el Monumental. Sin embargo, el fútbol no es el mismo que el de hace unos años atrás. Se equiparó, aunque para abajo es cierto. Ya los partidos ante Bolivia o Venezuela no son aquellas goleadas históricas. Brasil y Argentina, o Uruguay, ya no son los claros dominadores. Los países con menor historia futbolística han crecido mucho tanto en jugadores como en rendimientos, y este es un factor clave que tanto hinchas como periodistas deben tener en cuenta a la hora de pseudo-analizar y discutir gratuitamente porque Messi no elude a todos como en Barcelona y mete 2 goles por partido.
Lionel Messi es el mejor jugador del mundo para todos, menos para sus compatriotas. Caerle a un solo jugador, cayendo en las burdas e inútiles comparaciones con Diego Maradona o simplemente tocando de oído por unos tapes de sus partidos en España, es buscar un responsable en donde no lo hay. Argentina no juega mal, o jugó mal, por que a Lío no le salieron las cosas. Desde el arquero, Sergio Romero, pasando por Javier Mascherano y llegando hasta Gonzalo Higuaín o Carlos Tévez, no han sabido como enfrentar situaciones adversas. Si cuando reciben los habilidosos tienen a dos o tres rivales encima, como paso en todo el partido frente a Bolivia, es ese el momento para que los que llegan de atrás sorprendan con diagonales o desbordes. “Lío no es el responsable ni el culpable de nuestras actuaciones. Somos un equipo y debemos resolver las cosas como tal” declaró Javier Zanetti en conferencia de prensa.
Otro factor clave en el rendimiento de los primeros dos partidos fue el mediocampo. La línea de tres volantes centrales (Ever Banega, Javier Mascherano y Esteban Cambiasso) quedó muy estática frente a equipos que no planteaban el mismo juego que Argentina. No fueron de mucha ayuda en las marcas y tampoco ayudaron a la creación de juego. Además, en el partido contra Colombia, por ejemplo, la constante proyecciones del carrilero Pablo Armero traspasaban con facilidad la línea media y recién chocaban con un rival cuando encaraba a Pablo Zabaleta. Esto mostró a las claras que era necesario variar el esquema para el trascendental partido frente a Costa Rica. Trascendental no por el rival, que trajo a jugadores Sub-22 y hasta a un amateur, sino por la obligación a ganar o ganar para acceder a la siguiente instancia.
La salida de Banega y Cambiasso y el ingreso de Fernando Gago y Ángel Di María, frente al equipo de Ricardo La Volpe, aportó lo que faltaba: juego, sin descuidar las marcas. Con más posibilidades de pase y al estar rodeado de compañeros con mejor pie, Messi la tuvo mucho más fácil y así llegaron las situaciones pero más que nada los goles que tanto se pedían. Para dar una idea de lo que fue la supremacía argentina en todo el partido, solo Gago hizo la misma cantidad de pases bien a un compañero que todo Costa Rica, con 75. El volante ex Boca y actual Real Madrid fue, después de Messi, el mejor jugador del encuentro. Tuvo un primer tiempo brillante en el que se hizo amo y señor del mediocampo, controlando todas pelotas e intercambiando mucho con Agüero, Messi y Di María.
Mencionado Sergio Agüero, hay que destacar que culminada la fase inicial es el goleador argentino y del certamen con 3 goles en 3 partidos. Nada mal si a esto se le suma que en los 5 partidos que disputó en la era Batista, en todos convirtió. Esta estadística no le fue ajena al entrenador quién para el último encuentro lo incluyó de titular. Y el “Kun” no le falló. Además de los dos goles que sirvieron para el pase a cuartos, se movió muy bien por todo el frente de ataque arrastrando marcas y generando espacios para sus otros dos compañeros de ataque.
Con la Copa América jugándose en casa, es utópico pensar en no ver, por lo menos, a Argentina en la final del 24 de julio en el Monumental. Sin embargo, el fútbol no es el mismo que el de hace unos años atrás. Se equiparó, aunque para abajo es cierto. Ya los partidos ante Bolivia o Venezuela no son aquellas goleadas históricas. Brasil y Argentina, o Uruguay, ya no son los claros dominadores. Los países con menor historia futbolística han crecido mucho tanto en jugadores como en rendimientos, y este es un factor clave que tanto hinchas como periodistas deben tener en cuenta a la hora de pseudo-analizar y discutir gratuitamente porque Messi no elude a todos como en Barcelona y mete 2 goles por partido.
Lionel Messi es el mejor jugador del mundo para todos, menos para sus compatriotas. Caerle a un solo jugador, cayendo en las burdas e inútiles comparaciones con Diego Maradona o simplemente tocando de oído por unos tapes de sus partidos en España, es buscar un responsable en donde no lo hay. Argentina no juega mal, o jugó mal, por que a Lío no le salieron las cosas. Desde el arquero, Sergio Romero, pasando por Javier Mascherano y llegando hasta Gonzalo Higuaín o Carlos Tévez, no han sabido como enfrentar situaciones adversas. Si cuando reciben los habilidosos tienen a dos o tres rivales encima, como paso en todo el partido frente a Bolivia, es ese el momento para que los que llegan de atrás sorprendan con diagonales o desbordes. “Lío no es el responsable ni el culpable de nuestras actuaciones. Somos un equipo y debemos resolver las cosas como tal” declaró Javier Zanetti en conferencia de prensa.
Otro factor clave en el rendimiento de los primeros dos partidos fue el mediocampo. La línea de tres volantes centrales (Ever Banega, Javier Mascherano y Esteban Cambiasso) quedó muy estática frente a equipos que no planteaban el mismo juego que Argentina. No fueron de mucha ayuda en las marcas y tampoco ayudaron a la creación de juego. Además, en el partido contra Colombia, por ejemplo, la constante proyecciones del carrilero Pablo Armero traspasaban con facilidad la línea media y recién chocaban con un rival cuando encaraba a Pablo Zabaleta. Esto mostró a las claras que era necesario variar el esquema para el trascendental partido frente a Costa Rica. Trascendental no por el rival, que trajo a jugadores Sub-22 y hasta a un amateur, sino por la obligación a ganar o ganar para acceder a la siguiente instancia.
La salida de Banega y Cambiasso y el ingreso de Fernando Gago y Ángel Di María, frente al equipo de Ricardo La Volpe, aportó lo que faltaba: juego, sin descuidar las marcas. Con más posibilidades de pase y al estar rodeado de compañeros con mejor pie, Messi la tuvo mucho más fácil y así llegaron las situaciones pero más que nada los goles que tanto se pedían. Para dar una idea de lo que fue la supremacía argentina en todo el partido, solo Gago hizo la misma cantidad de pases bien a un compañero que todo Costa Rica, con 75. El volante ex Boca y actual Real Madrid fue, después de Messi, el mejor jugador del encuentro. Tuvo un primer tiempo brillante en el que se hizo amo y señor del mediocampo, controlando todas pelotas e intercambiando mucho con Agüero, Messi y Di María.
Mencionado Sergio Agüero, hay que destacar que culminada la fase inicial es el goleador argentino y del certamen con 3 goles en 3 partidos. Nada mal si a esto se le suma que en los 5 partidos que disputó en la era Batista, en todos convirtió. Esta estadística no le fue ajena al entrenador quién para el último encuentro lo incluyó de titular. Y el “Kun” no le falló. Además de los dos goles que sirvieron para el pase a cuartos, se movió muy bien por todo el frente de ataque arrastrando marcas y generando espacios para sus otros dos compañeros de ataque.
El próximo partido será el sábado en Santa Fe, ante un rival todavía a definir que no saldrá de Chile, Uruguay o Perú. Los tres potenciales obstáculos en el camino al título plantean ideas de juego diferentes, dejando de lado las diferencias en cuanto a nombres e individualidades. Chile, con Alexis Sánchez como estandarte, se para con tres en el fondo, tiene buen juego colectivo y una referencia de área como Humberto Suazo. Uruguay dejó atrás la “garra Charrúa” y con el tándem Diego Pérez-Arévalo Ríos como eje del mediocampo, y los goles de Diego Forlán y Luis Suárez, parece el rival más difícil. Y por último, Perú apuesta todo a su mejor hombre: Paolo Guerrero. El delantero del Hamburgo alemán es el hombre clave en el equipo del uruguayo Sergio Markarian, y sus goles pueden darles más de un dolor de cabeza a Sergio Romero y sus defensores.
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