¡Gracias por todo Nano!

Habiéndolo conocido tan solo en estos últimos dos meses de su vida, me resulta un poco extraño comenzar a homenajearlo como si lo hubiera conocido toda la vida. Es que tal vez, así lo fue. Fernando Areán es, fue y será sinónimo de fútbol, pero no de lo que ahora nos hacen creer que es el fútbol, sino del verdadero. Del de potrero, del de las interminables charlas de café con los amigos del barrio. Inteligencia, picardía y docencia son los mejores calificativos que encuentro para describir a una persona inolvidable.

El "Nano" arrancó su carrera como futbolista el 26 de julio de 1964 en su San Lorenzo querido. Allí formó parte de los míticos "Carasucias" (1963-1965), donde conoció y jugó junto a otras glorias del club de Boedo como Héctor Veira, Victorio Casa, Marcelo Telch  y Narciso Doval.

En el "Cuervo" jugó un total de 45 partidos y convirtió 10 goles. Como jugador, lo definían como "un "9" mentiroso, que organizaba desde atrás y llegaba con toques."

Luego, su carrera como profesional continuó en Banfield, Millonarios y Cúcuta, de Colombia, Valencia, de Venezuela, y Comunicaciones.

Una vez retirado, se dedicó a ser entrenador con su compinche adentro de las canchas, el "Bambino" Veira. Juntos, por ejemplo, ganaron el Torneo 85/86, la Libertadores y la Intercontinental en River Plate. Ya solo, dirigió a Argentinos, San Lorenzo, Belgrano, Talleres y Deportivo Español. Su última experiencia en el banco de suplentes la vivió el año pasado cuando fue Ayudante de Campo de Sebastián Méndez, en un breve paso por el Ciclón.

En la actualidad se desempeñaba como "cazador de talentos" u "ojeador" y analista de rivales para San Lorenzo.

En lo personal, tuve el enorme placer de tenerlo como profesor de "Táctica y Estrategia del fútbol" en la Escuela Superior de Ciencias Deportivas, hasta la semana pasada cuando concluyó dicho taller. El "Nano" no enseñaba de manual, como muchos. Lo hacía con conocimientos de causa, y de los buenos por haber dedicado toda una vida a este deporte.

Las dos horas semanales que compartíamos junto a el, no tienen definición posible. Era imposible no quererlo, por su simpleza, su simpatía y su desfachatez.

Su cuerpo se va de este mundo, terrenal; Pero en cada café, en cada charla de amigos, en cada pelota rodando en el verde césped, seguramente miremos para el costado y ahí esté él. Fernando "Nano" Areán, un futbolero hecho y derecho.