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Inescrupulosa rebeldía - La historia del polémico Mario Balotelli

Written By Agustín Luchtenberg on 12 de septiembre de 2011 | 19:54

Paul Gascoigne, Eric Cantoná y Hristo Stoichkov forman parte del selecto club de “los chicos malos del fútbol”. Sin embargo, en los últimos años un joven delantero de 21 años apareció con todas las intenciones de destronarlos. A continuación, la historia de Mario Balotelli…

La ciudad de Palermo, en la región de Sicilia, al sur de Italia lo vio nacer en agosto de 1990. Un mes antes la Selección azzurra caía en Turín ante Argentina, en la definición por penales del Mundial que coronaría a Alemania.
Sus padres Thomas y Rose Barwuah, inmigrantes ghaneses y trabajadores del metal durante toda su vida, tuvieron que darlo en adopción a Francesco y Silva Balotelli, una familia de buen pasar cuando el niño Mario tenía apenas dos años producto de una enfermedad intestinal que lo tuvo al borde la muerte y para la cual no podían costear los medicamentos.

En un principio, los Balotelli se harían cargo de Mario por tan solo un año, pero mientras Thomas y Rose conservaban la esperanza de volver a tener a su hijo con ellos los Balotelli extendían los plazos de adopción temporal. La falta de dinero para pagar abogados hizo que poco a poco fueran perdiendo contacto con su hijo. Thomas llegó a afirmar, hace unos meses en una entrevista al matutino inglés “The Daily Mail”, que Mario ni siquiera los llamaba o saludaba. “El vendría a casa para jugar con sus hermanos y hermanas pero nunca pareció tener tiempo para nosotros, su padre y su madre biológicos.”
El niño creció y de a poco fue mostrando grandes condiciones para jugar al fútbol. Según la ley italiana, debía esperar hasta los 18 años para optar entre la nacionalidad europea o la ghanesa. Es por esto que a pesar de ya formar parte de las divisiones juveniles del Inter de Milán, no pudo ser convocado a las selecciones sub-15 y sub-17 de Italia.
El 16 de agosto de 2007 debutó oficialmente en la Serie A, en el partido que el Inter venció 2 a 0 al Cagliari. Algunos goles en los partidos siguientes y grandes actuaciones individuales, lo catapultaron al reconocimiento internacional, y poco a poco el personaje le fue ganando a la persona convirtiéndolo en uno de los futbolistas más odiados de la actualidad por hinchas, dirigentes, entrenadores y propios compañeros.
Provocador, soberbio, desfachatado. Todos esos adjetivos y algunos más describen a la perfección sus actitudes dentro y fuera de la cancha. No le importó siquiera ser jugador titular del Inter para afirmar que era hincha fanática del histórico rival, el AC Milán. Según contaron sus compañeros, Balotelli caminaba con indumentaria del club rossonero por los pasillos del hotel y hasta llegó a cantarle el himno milanista en la cara a José Mourinho, cuando el portugués era el director técnico del Inter.
La relación con los tifossi del club presidido por Massimo Moratti no dio para más y por la suma de 28 millones de euros fue transferido al Manchester City, dirigido por Roberto Mancini y en donde sería compañero de los argentinos Carlos Tévez y Pablo Zabaleta. 
En apenas nueve meses en los Citizens recolectó numerosas multas de tránsito por exceso de velocidad a bordo de su Maserati blanco último modelo, lo que le llevó a tener que pagar nada más y nada menos que 11 mil euros a la justicia inglesa.
Hábil y perspicaz declarante, llegó a afirmar: “Solo hay un jugador en el mundo, un poco mejor que yo y es Lío Messi”.
No por estar lejos de Italia, dejó de ser el protagonista de múltiples escándalos. Fue suspendido y obligado a pagar más de 100 mil euros de multa por arrojarles dardos a juveniles del City desde la ventana de un hotel donde concentraban.
Dentro de la cancha también tuvo comportamientos repudiables. En un partido amistoso ante Los Angeles Galaxy y cuando su equipo ganaba cómodamente, al estar solo cara a cara frente al arquero rival no se limitó a patear convencionalmente sino que lo hizo girando e intentando darle con el taco. La pelota se fue afuera y Mancini no dudó en reemplazarlo enseguida. Muy enojado, Balotelli ni siquiera se sentó en el banco de suplentes y cruzó un dialogo elevado de tono con el entrenador, antes de arrojar al piso una botella de agua y dirigirse al vestuario.
La última acción, por ahora, de su nefasto repertorio ocurrió hace algunas semanas en el partido que Italia enfrentó a Islas Feroe por las eliminatorias europeas para la Eurocopa 2012. SuperMario, sentado en el banco de los suplentes apenas a unos asientos de Cesare Prandelli, entrenador de la Azzurra, no tuvo ningún escrúpulo en ponerse a jugar con su iPad en pleno partido. De más está decir que apenas jugó los últimos seis minutos del encuentro.
Habiendo tenido que irse del Inter por sus actos de indisciplina, nada parece haber cambiado en la cabeza de Mario Balotelli, quién sigue haciendo de las suyas, ahora en Manchester, y aparece en las portadas de los diarios internacionales no por méritos deportivos sino por sus excentricidades y faltas de respeto continuas.




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